Democracia plena: La necesidad de pensar el Estado desde los territorios

Por: Pablx Salinas Mejías, Presidencia, Psicólogo, Doctor © Estudios de Género, Política y Sociedad.
Gonzalo Valladares Galleguillos, Comunicaciones, Periodista
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Tras las elecciones, más allá de ganadores y el sector ideológico que representan, cabe resaltar la alta participación ciudadana en un proceso que el año 2017 apenas alcanzó poco más de la mitad de los escrutinios totales. En algún sentido, podemos pensar esto como un eco de lo que fue la votación aplastante del apruebo en octubre del año pasado.

En la jornada, se vivió un suceso histórico: las Primarias Presidenciales 2021 tuvieron la más alta participación desde que se realizan en Chile, con más de 3 millones 100 mil votantes. La importancia de hacerse parte de estos procesos radica en un objetivo a alcanzar en los próximos meses, aún más considerando el proceso constitucional actual: aspirar a la democracia directa y al fortalecimiento de los territorios, en especial la descentralización.

¿Por qué es importante pensar un nuevo Estado desde las regiones y los pueblos?

La participación no puede ni debe terminar en el sufragio. Urge alimentar los programas de gobierno desde las organizaciones sociales, desde las comunidades excluidas y la diversidad en todas sus expresiones. No pueden ser, una vez más, unos pocos quienes tomen las riendas y decidan el rumbo de una sociedad de aquí a los próximos años. Debe ser la ciudadanía en su conjunto quienes nutran el actuar de la futura presidencia, del futuro Estado.

Desde las regiones y los pueblos, hay bastante que aportar. Más allá de ideas comunes y consignas, existen visiones de mundo diferentes dependiendo desde dónde observa cada comunidad. Así como Meridiana intenta ser un aporte en visibilizar realidades del mundo LGBTIQ+ y la salud mental, existen cientos de organizaciones y activismos que luchan por instalar temáticas relevantes que muchas veces no son de importancia para ese 20% que aún quiere gobernar Chile. Visibilizar, discutir, dialogar; es ahí donde radica la importancia de vivir una democracia plena, una en la que ninguno, ninguna, ningune se quede fuera.

Las organizaciones somos una oportunidad para la democracia plena, para una democracia fortalecida. No solo por trabajar con personas y comunidades específicas, que eso ya es más que relevante, sino también porque desde aquí estamos constantemente pensando en el bien común para el territorio y todas sus habitantes.

El llamado es a la apertura de los programas gubernamentales, a abrir las puertas de la institucionalidad. Podemos ser las organizaciones, quienes funcionemos como mediadoras entre grupos particulares, el Estado y los gobiernos locales. Desde acá, vamos a seguir promoviendo la salud mental y el bienestar de la comunidad LGBTIQ+. Nos ponemos a disposición para construir en conjunto una sociedad participativa e inclusiva. Nos ofrecemos para ser parte del motor de cambio hacia una democracia plena.

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